El sistema se compone de una chapa grecada de acero galvanizado y acero Magnelis que sirve como encofrado para una losa de hormigón ejecutada in situ. Una vez que el hormigón alcanza la resistencia especificada en proyecto, la chapa colaborante y la losa trabajan conjuntamente, formando una sección mixta.
Durante la fase de ejecución, la chapa colaborante soporta las cargas de vertido sin necesidad de apuntalamiento. En la fase mixta, colabora con el hormigón mediante embuticiones específicas, actuando como armadura de positivos. Por este motivo, también se conoce como losa colaborante o losa mixta.
Esta solución permite realizar forjados ligeros —con peso propio inferior a 2 kN/m²— mediante un proceso de ejecución ágil y sencillo, especialmente indicado cuando no se requiere apuntalamiento. En los casos donde sí sea viable, se pueden alcanzar mayores separaciones entre vigas de apoyo. Los perfiles de la gama de Incoperfil son: INCO 70.4 Colaborante, INCO 100.3 Colaborante e INCO 100.3 R Colaborante.
Principales ventajas del forjado colaborante:
- Versatilidad: Se adapta a cualquier tipo de planta, ofreciendo flexibilidad en el diseño arquitectónico.
- Relación resistencia/peso: Mayor resistencia con menor peso propio, gracias a cantos de losa a partir de 120 mm.
- Rapidez de instalación: La eliminación del apuntalamiento permite hormigonar varias plantas de forma simultánea.
- Reducción de costes: Ahorro en mano de obra, menor volumen de hormigón y reducción del peso estructural y residuos.
Además, la chapa colaborante actúa como plataforma de trabajo segura durante el montaje, facilita el acopio y limpieza en obra, y contribuye al arriostramiento estructural, incrementando la funcionalidad y eficiencia del sistema.



























